Porque son almas que te marcan la vida de una manera que nadie más podrá. Esas huellas que te dejan marcas que aún hierven por amor. Todo lo que aprendí de ese amor fue mucho, y ahora que ese amor ya no estará para mí, sé que lo hará desde el cielo.Porque siempre me amó más allá de lo bueno y de lo malo que llevo conmigo, como yo a ese amor. Porque me enseñó lo que nadie podía, no hacían palabras, solamente hacia falta acompañarnos y estar ahí una para la otra.
Porque me hizo saber que continua a mi lado aunque no la pueda ver. Con toda la angustia y el dolor, sigo en pie, pero a veces, caigo y es cuando me encuentro sola nuevamente llorando por su partida.
Me enseñó a amar de la forma más maravillosa que un ser humano puede amar: incondicionalmente. Me hizo sentir amada incondicionalmente, ella y junto a dos almas más, me enseñaron el valor del verdadero amor.
Tengo el amor de mi familia, pero su amor no se compara con la muchacha de ojos amarillos, o la otra joven de ojos amarillos, o el maravillo león de ojos celestes que se hacen llamar mascotas.
A veces, me gustaría que mis mascotas se reencarnen en alguien y podamos encontrarnos, y así, poder comunicarme mejor con ellos, pero luego pienso que por algo fueron mis mascotas y no personas. Ellos me enseñaron el verdadero significado del amor, de lo que es amar y ser amado incondicionalmente. Por eso, les estaré eternamente agradecida.
