Debí ponerle fin a una historia que abarca años de mi vida, una historia a la cual, no le veía final, pero estaba más que equivocada. Tuvieron que pasar tantos años, y se suponía que aquella alma y yo nos encontraríamos para tomar un café y le contaría todo lo que siento por él, pero jamás llegó, mi vestido se arrugó de tanto esperar y mis lágrimas caían.
Fue entonces cuando me di cuenta de que debía dejarlo ir, tarde, pero lo entendí... no tengo nada con él, no tengo un futuro, ni una historia por delante con él, sólo tengo sus recuerdos que me tocan el alma, y nadan por mi mente como si nada. Me tocó fuerte el corazón, me hizo sentir algo que nadie logró hacerme sentir.
No importa con quien esté ahora, ni mañana, ni nunca, me doy cuenta que por más que me abra a otras personas, sigo pensando en él, cuando supongo que lo que espero ahora es olvidarlo con otro cuerpo, con otros besos, pero no aún no lo consigo...
Llevo su fotografía conmigo, marcada en mis venas... pero es demasiado tarde para volver y revertir el tiempo. Su ausencia me llevo con él, como su presencia a sus recuerdos, su mirada me lleva de paseo al pasado, siempre que quiera él, yo estaba ahí, cuando más lo necesitara... pero jamás pudo verlo.
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