Me siento bien cuando escribo, y cuando escribo, te recuerdo... Recuerdo tu mirada, cuando la dirigías para mí.
Tu sigues siendo aquel extraño de la plaza para mí, incluso, si lo soy para ti, no importa. A veces, hay que aprender a contar una historia sin final feliz. Tú siempre puedes volver al mismo lugar, más si estamos ambos en el mismo lugar a la misma hora, y adonde vayas, dejaras un rastro de mirada en mi ser, con tu voz junto a tu mirada has hipnotizado mi corazón, mi alma, mi cuerpo, incluso mi tiempo para pensar en ti.
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