En cambio, él iba por una cuestión de trabajo. Tenía unas cuentas pendiente con alguien. Tenía que resolver algo lo antes posible. Se le había recomendado a él que no fuera. Que dejara las cosas como estaban con dicha persona, y sin embargo, él decidió ir por cuenta propia.
Por alguna razón, ambos se hospedaban en el mismo lugar, y daba la casualidad de que eran los únicos huéspedes del lugar. Ambos tenían una historia que contar. Cada quien con una vida diferente. En sus planes no estaba encontrarse en sus caminos.
Sin embargo, por algo, se encontraron y sus historias se mezclaron. Comenzaron a entenderse, y se entendieron como nunca. Ella lo salvó a él, y viceversa. Ella había pasado por una separación, de la cual le tomó tres años recuperarse, y él se había divorciado, pero fue sabiendo que fue su culpa.
El hijo de él estuvo muy agradecido con ella, porque lo salvó, le devolvió al padre que nunca tuvo. Y a ella, ella pudo continuar su vida, pudo levantarse. Pero nada la preparó para la muerte de aquel. Fue cuando se hundió en sí, y pudo continuar.
Cuando ella le contó su historia a su hija del medio, porque aquella pasaba por lo mismo que su madre en su momento, su hija se sorprendió al escuchar aquella historia. Porque nunca se imaginaba a su madre tan fuerte. Siempre ella y sus hermanos la veían débil. Pero era más fuerte de lo que creían.
El único que conoció aquella historia antes de su hija, fue su abuelo. Es decir el padre de ella... Que se llevó con la historia a la tumba, y jamás pudo volver a hablar de aquello. Cuando su exmarido le preguntó cuánto tardó en recuperarse de su separación, fue a lo que ella le respondió: ''tres años''... Es cuando después de tres años, fue cuando conoció ese tipo de amor que te hace desear ser más y no menos.
Noches de Tormenta.
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